Literatura Española


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viernes, 16 de diciembre de 2011

¡¡La cosa va de péndulos!!


     Péndulo: cuerpo que pende de un hilo y que oscila de un lado a otro… ¿Ley del péndulo? Podría decir alguna que otra cosa, inventada ¡por supuesto!, pero seguro que no tendría nada que ver con los diferentes movimientos artísticos (porque no solo de literatura hablamos…) que se han dado a lo largo de la historia.

     En el colegio nos han hecho leer muchos libros, algunos nos han parecido divertidos, otros aburridos, otros interesantes, los hay que… ¡ni los hemos leído! Pero creo, que nunca nos han explicado el por qué debemos leer ese libro. 

     A lo largo de este bloque hemos visto como cada hecho relevante en la historia, ha marcado un antes y un después en la sociedad del momento, y como no, en la literatura…

     El Cantar de Mío Cid Campeador es uno de los libros que (al menos yo…) he tenido que leer en el colegio… ¡y del cual no solo hacíamos un posterior trabajo sino además… examen! Pero… ¿quién me dijo que de ese libro podíamos lograr entrever cómo era la sociedad del Medievo?

     Si avanzamos en la historia, nos encontramos con El Lazarillo de Tormes… con este libro podemos llegar a divertirnos leyendo las vivencias del protagonista, pero… cuando éramos pequeños, ¿lo relacionábamos con la situación social que se daba durante el romanticismo?

    Y seguimos subidos en este autobús que se inclina peligrosamente en cada curva de nuestro péndulo… ¿próxima parada? El Barroco, el siglo de las luces… ¡El Quijote! Desde mi punto de vista, un libro en ocasiones divertido, en ocasiones aburrido, pero que… ¡conseguí leerme dos veces! De nuevo, todos debemos hacer un trabajo y un examen en el que se nos evaluará si hemos leído el libro o no, pero… ¿en qué momento debemos leerlo? ¿Con que nos lo relacionaron? ¿Acaso lo recordamos?.... (Respuesta negativa a todas las preguntas…) 



     Quizás el neoclasicismo fuera la época más “divertida”, pues en misma época cabe destacar El sí de las niñas y La Hormiga y la Cigarra… la primera obra se pasa de seria mientras que la segunda permite que nos tomemos la moraleja a chiste… ¿mejor trabajar o mejor divertirse y después vivir de los demás? Cabe comenzar a plantearse el hecho de tener que adaptar algunas obras literarias si queremos que tengan el efecto deseado en nuestros alumnos…

     Y como nuestro autobús continua su camino sin apenas pararse en algunas estaciones destacadas, podríamos decir más de lo ya dicho con respecto al romanticismo, el realismo, las vanguardias, las generaciones o la posguerra, llegando a años tan cercanos como son los ’70…  pero, de todas aquellas obras que leímos, ojeamos o simplemente de ellas algo escuchamos, ¿Qué aprendimos? Ya sea por un lenguaje poco adecuado al momento evolutivo en el que nos encontrábamos, por no encontrar relación con lo estudiado, o simplemente, por haber sido algo impuesto lo que ya conlleva algo de tintes aburridos, no hemos prestado atención a algo que tanto nos podría haber enseñado.

     Por ello, cuando comenzó este bloque y se habló de la Ley del Péndulo, de los movimientos aristotélicos y los movimientos platónicos, la Edad Media, el Romanticismo, y un largo etcétera, pensé que había perdido toda una vida escolar ya que… ¡prácticamente no recordaba nada! Y pensé… ¿cuál podría ser la mejor forma de enseñar todas estas cosas de manera que no se olvidasen? Y la respuesta la obtuve (entre otras cosas…) en la “adecuación”, que para mi incluye una adaptación, pues debemos dar la oportunidad al niño de que conozca las diferentes obras, para que de todas ellas pueda elegir, pero es inviable dar a un niño de 8 años (por poner un ejemplo), un texto escrito en castellano antiguo… debemos llevar a cabo una animación, hacer que el niño se quede con ganas de saber más, intrigarle… y debemos relacionar, ya que si estamos empeñados en “parcelar” las diferentes áreas del “saber”, hagamos que todas coincidan, y que si en sociales les estamos explicando el Medievo, en lengua les contemos qué es eso del Mío Cid, y en matemáticas les expliquemos quién era Aristóteles… y todo esto, más o menos, lo pudimos llevar a cabo con la creación de unas jornadas culturales dedicadas a un autor: Juan Ramón Jiménez, de esta manera aprendimos que con cada curso se pueden trabajar diferentes aspectos de un mismo personaje, y que en todos los cursos podrán aprender algo de lo que ya no se olviden puesto que fue enfocado desde la perspectiva del juego, del entretenimiento…

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